sábado, 28 de septiembre de 2013

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Buenas. Hace muchísimo que no escribo y vengo a contarles lo que me pasó estos días: la semana pasada comí, dormí, miré películas, leí un poco, arreglé un par de cosas en mi casa y el jueves a la tarde me cayó un rayo en el medio de la cabeza y ahora no existo más (borremos esa última parte y sigamos con la posta). Dije que arreglé un par de cosas en casa, con "arreglar" me refiero a que saqué el artesano que vive adentro mío y me puse a pegar/limpiar/reciclar un par de cosas que tenía tiradas por ahí. He aquí una pequeña lista:

  • Mis converse viejas: está bien que las zapatillas rotas y viejas se pusieron de moda (más que nada porque no tenemos plata para comprarnos unas nuevas y nos da muchísima fiaca limpiarlas o lavarlas) pero todos tenemos un límite. Me gusta usar mis zapatillas rotas, tanto que me acostumbré a usarlas todos los días, por consecuencia: se rompieron más, tanto que si me las ponía no podía disimular el hecho de que uso medias de colores llamativos y raritas. Así que me decidí y por mi bienestar, compré poxi-ran y "arreglé" las zapatillas. Ahora son las mismas zapatillas viejas y sucias de siempre pero un 60% más nuevas. Plus: el viernes pasado me compré unas converse nuevas y estoy feliz, son blancas pero el año que viene van a ser grises, según las especulaciones sacadas.
  • Mis cajas de chucherías: bueno, a estas cajas me las olvidé abajo de mi cama y algunas se vieron afectadas por el terrible villano llamado humedad. Odio odio odio odio la humedad, te caga todo, TODO. Así que tuve que armar cajas nuevas y tirar todo lo que se comió la humedad (humedad, sos lo peor, te odiamos, andate y no vuelvas).
  • En este momento no me acuerdo qué más arreglé pero estuve muy productiva, y "enlisto" este párrafo sólo para que los otros dos puntos no queden solitos, tres son mejor que dos, así que... Nada.
La verdad es que me sentí muy genial, hasta que rompí de nuevo las zapatillas; en fin, no sirvo para nada, ni para arreglar unas zapatillas. La cosa es que siempre que me siento en algún lado empiezo a doblar los pies de tal manera que se machucan todas y terminan hechas bolsa, así que mi destino es no poder usar zapatillas sin romperlas, es inevitable.

Otra cosa que me di cuenta en el medio de mi aburrición: me puse a leer las instrucciones del poxi-ran y paré cuando decía "en caso de incendio, no apagar con agua". What the fuck? Creo que si se te prende fuego el poxi-ran, se te cae en la estufa o lo que sea, lo primero que una persona va a hacer es tirarle agua o si es más inteligente va a tirarle una frazada encima, cosa que no había pensado hasta ahora, lo que demuestra que soy un autralopithecus.

Esta entrada carece de diversión, así que les voy a contar lo que me pasó el jueves, no es muy gracioso pero bueno, acá va (adiós, dignidad querida): estuve una hora y media, literalmente, esperando un colectivo, hasta que llegó y nos subimos. Todo bien, hasta que justo un microsegundo antes de que me agarre del caño, el colectivero arrancó con todo. A esto, mi hermana había puesto su pie atrás del mio y me trabó, lo cual hizo que me cayera de orto en pleno pasillo del colectivo. Fue genial: estaba vacío, excepto por la parte de atrás, que habían unas 10 personas, las cuales todas, pero todas, se me cagaron de risa. Apenas me caí me tenté de una manera terrible por re-pensar la situación, fue muy estúpido todo. Y bueno, soy genial. Los colectivos próximamente van a tener carteles que digan "No se admite el ingreso a Florcis", más que nada por el bien de todos.

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